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Gerard Fromanger. Existe (1976) |
Si como escribió Heidegger, la Nada Nadea, entonces está claro que el Todo Todea, aunque desconozco por completo si Todea todo de la misma manera que nadea nada. Para hallar una media respuesta deberíamos extraer el cuerpo de Heidegger de su nicho en el cementerio alemán de Friedhof Meßkirch y abofetearlo hasta que nos dijera algo. Sinceramente, dudo mucho que las autoridades germanas nos permitiesen sacar sus restos para pegarle una paliza, por lo que tendremos que imaginar algunas posibilidades:
B-El Todo Nadea.
C-La Nada y el Todo Nadean mientras Todean.
D-El Todo Todea y la Nada le mira.
E-Ni la Nada ni el Todo Nadean o Todean.
Pero, si tanto la Nada como el Todo ni Nadean ni Todean, entonces ¿por qué me siento tan inquieto y tan vulnerable? Bueno, está claro que llevo la cafeína proporcionada por nueve cafés americanos recorriendo alegremente mis venas, y eso que todavía no son las 11 de la mañana, pero realmente no creo que ese sea el verdadero problema que cause mi angustia y me deprima hasta límites insospechados. Quizá tenga algo que ver lo que me sucedió ayer (un taxista me enseñó los calzoncillos). O lo que me sucedió antes de ayer (una panadera me vendió un kilo de anchoas). Claro que hace tres días tuve una visión hipnagógica claramente desestructurada mientras me acariciaba. No sé. A decir verdad nunca he sabido. Bueno, a menudo ha parecido que sabía, porque en realidad soy un tramposo… ¡Ahora mismo me siento tan maniático como un felino! Quizá debería nadear un rato, porque todear me saca de quicio. También podría presentarme ante mi sacerdote favorito vestido de Asmodeo. Eso me relajaría, pero tendría que rendir cuentas ante el concilio sacerdotal. ¡Me siento como una palangana! Peor, ¡me siento como un aguamanil! Creo que debería poner existencia a mi fin. O puede que al revés…