Segundo email del 13 de enero 2012

Martin Kippenberger, «Untitled» (1992)

Hola otra vez (hoy me siento discursivo):

No hace ni siquiera dos meses, nuestro barbudo presidente y su clan de apóstoles salva-patrias proclamaban a los cuatro vientos su intención de NO subir los impuestos. Está grabado multitud de veces, así que no caben los sufridos «no me entendieron» o el «ejem, quise decir». Teniendo en cuenta pues que no han cumplido con el más importante de los puntos de su todavía desconocido programa, ¿qué es lo que va a suceder con las otras tres o cuatro promesas? Tiemblo sólo de pensarlo……

Tengo un par de amigos, conocidos diría yo, que al no tener conciencia política y si la tienen, es semejante a la que puede tener un mastín de los Pirineos hidrópico, votaron al Partido Podrido como castigo a Zapatero -decían ellos-. ¡Gilipollas! Cómo me gustaría gritarles al cerebro el clásico «ya te lo advertí, so memoooooo», pero, por desgracia, mi madre me educó bastante bien y aunque no lo parezca soy un caballero, aunque a veces pueda llegar a comportarme psicóticamente, sobre todo cuando alguien me esconde los calcetines a traición.

Llegados a este punto y como no puedo exiliarme a ningún lugar, ni siquiera a Francia, que es el país más cercano (pues para vivir gobernado por fachas, prefiero soportar el careto de longaniza de Sarkozy antes que el vello facial blanquecino y sucio del señor R), no me queda otra que soportar con garbo y salero los próximos cuatro años de sufrimiento, mentiras y vergüenza política.

Cuando vine al mundo hace casi cinco décadas, nadie me avisó de lo que tendría que llegar a aguantar en este punto de mi vida. Seguramente, si lo hubiera sabido me habría negado en redondo a salir del útero materno, pues allí se estaba bien, calentito y con cierta humedad no relativa y, sobre todo, me alimentaban gratis. ¡Qué suerte tienen las vacas, los cerdos, las cabras y demás animales de granja! ¡No tienen que escuchar sandeces y sobre todo ver los caretos de semejantes políticos por la tele! Y no sólo me refiero a los de derechas, sino a todos en general. ¡Menuda panda de ineptos, chorizos y soplagaitas! ¿Para cuándo la tercera república?

A veces me pregunto qué es lo que será de los jóvenes que se supone han de lubricar las ruedas para que nuestro sufrido planeta siga rodando. ¡Joder! ¡Pobrecitos!

Besos