![]() |
Michael Sowa, «Pigs in Soup» |
Querida:
Hoy es uno de esos días en los que nada más despertarme me hago algunas inquietantes preguntas: ¿para qué sirve un nuevo y radiante día? ¿Que diantres me prepararé hoy para comer? Aunque a veces soy capaz de contestarlas sin risitas, hoy me siento totalmente incapacitado, por lo menos en lo que respecta a la segunda; ¿arroz a la Fidel (aka cubana)?, ¿tallarines a la carbonara?, ¿fajitas de pollo?; claro que también puedo aprovechar el caldito del brick marca Hacendado de ayer, ponerme creativo y hacer algo con él, como por ejemplo calentarlo y añadirle dos puñados de famélicos fideos. ¡Caray! ¡Cómo entiendo a mi madre ahora! o mejor dicho, ¡cómo entiendo a todas las madres del mundo!, sobre todo las que cocinan, ¡y a todos los padres que son capaces de alimentar a sus familias sin pegar fuego a la cocina! ¡Deberían darles un premio!, o por lo menos rebajarles un poco las consumiciones en sus puticlubs favoritos.
Recuerdo la última vez que me sentí imaginativo e inventé una comida, a la que llamé «Tortillita multicolor Rainbow a la Greg». Lo que no entiendo es por qué la bauticé así, pues no era una verdadera omelette ya que no llevaba huevo sino jugo de Allium schoenoprasum (para los amigos, cebollinos), al que añadí lacasitos espachurrados, gominolas maltratadas y plastilina comestible. Creo que aún la guardo por algún lado y eso que hace cerca de tres años que la preparé. De todas formas, estoy convencido de que soy un grandísimo chef frustrado y que si alguien confiara un poquito en mí, podría llegar a sorprenderse gratamente. Siempre que voy a ver a mi madre me recuerda la fascinante tarta de chocolate y almendras que preparé a los diez años con motivo de su cumpleaños y la describe como una de las más imaginativas y vanguardistas que ha podido probar en toda su vida. Que fuera incomestible debido sobre todo a su textura arenosa y el fuerte sabor a carbonizado es lo de menos.
Te adjunto el menú de hoy:
– Ensalada garrula.
– Ternera con higadillos (de otra ternera diferente) al vaho.
– Quiche de berros, nanjeas y batatas al estilo pocero de arrabal.
– Leche asada.
He calculado las calorías y el resultado ha sido cero, probablemente porque la calculadora no tenía las pilas puestas, pues se las presté a mi vecina para su consolador multiusos, ese que además de consolar sirve para batir nata y hacer alioli. Me imagino que con un par de horas de preparación tendré suficiente. Ahora me dispongo a pegarme una ducha reconfortante, vestirme de interesante y largarme pitando a comprar los ingredientes necesarios. Esta tarde, si todavía estoy vivo, te enviaré por mensajero motorizado tres fiambreras con un poco de cada comida para que la des-gustes.
(Como siempre) Besos.