Email del 21 de noviembre 2021

 

Rembrandt Harmenszoon van Rijn. Two studies of the head of an old man (1626)

Cabeza, tronco y extremidades (microrrelato inacabado).

Me encontraba meditando sobre la senectud y sus miserables consecuencias, cuando llegué a la determinación de abandonar la parte física de mi propio ser. No encontraba ninguna lógica en el hecho, por poner solo un par de sádicos ejemplos, de que cuando era mucho más joven tuviera una hermosa nariz y unas orejas excepcionalmente simétricas y ahora, que casi rozaba la jodida sesentena, poseyera una morcilla y una fábrica de vellosidades respectivamente. Pero no fue hasta un poco más tarde cuando me puse a hacerme preguntas desagradables. Como además de provecto soy un pusilánime crónico, decidí dejar en suspenso las eufóbicas respuestas para más tarde y centrarme únicamente en aquellas partes del cuerpo en las que pareciese que no había pasado el tiempo. El problema es que no encontré ninguna. Ni siquiera siendo condescendiente. Justo en ese instante sonó el timbre de la puerta. Era el repartidor de Aliexpress que a pesar de su aspecto caquéctico me cayó bien al instante, pues dentro del bulto que iba a entregarme en unos segundos había un orbitoclasto, un instrumento quirúrgico por el cual había suspirado durante muchos, muchos años. Cuando tuve en mis manos el paquete la emoción corruscante me rasguñó los sentidos. Mientras desenvolvía mi tesoro una especie de fucilazo interno iluminó mi sonrisa de satisfacción eterna. ¡Por fin podría lobotomizarme!

(Continuará… supongo)