Email del 25 de mayo 2022

 

Théophile Alexandre Steinlen. Last argument

Amiguita:

Mientras me enseñaba una máquina descomunal y de aspecto futurista, su creador, orgulloso y con aspecto de bizcocho casero me susurró al oído:

-Un contrapeso manejado con el pie desliza una pesa de 2 kg que golpea al político -cuya corrupción está totalmente demostrada- en el cráneo, mientras tres tijeras automatizadas cortan su traje de diseño en varios pedazos de aproximadamente 40 x 50 cm, que en menos de 15 segundos son empaquetados de tres en tres unidades y que se venderán como gamuza antipolvo de altísima calidad. Con los restos desechados se fabrican los flecos absorbentes que más tarde se convertirán en unos bonitos y elegantes mochos. Para fabricar el mecanismo escurridor utilizamos una mezcla controlada de los huesos y músculos del corrupto.
-¡Es sensacional- me atreví a responder anonadado ante la presencia de ambos, máquina e inventor.
-Y eso no es todo -continuó señalando un aparato rectangular que parecía una caja de zapatos venusiana-, con esta otra máquina somos capaces de preparar la sangre de esos chorizos y convertirla en cosméticos, lubricantes sexuales y grasas antioxidantes.
-¿Y esa máquina tan enorme de allí, para qué sirve?- pregunté mientras con una mano señalaba hacia una esquina y con la otra me rascaba la espalda.
-Eso es un polipasto enorme con el que movemos los restos de sus cadáveres y los distribuimos por las diferentes secciones. Ahora nos encontramos en la sección SD o sección desmembradora. Allí está la ST o sección trituradora que, como su nombre indica, tritura los restos que no se pueden aprovechar y los convierte en arenilla.
-¿Arenilla?- Volví a preguntar.
-Sí, esa arenilla la vendemos en sacos de 100 kg a jardineros y paisajistas, que las utilizan para decorar los suelos terrosos o para otras aplicaciones. ¡No puedes imaginar la de usos que tiene! Mi cuñado la mezcla con el cemento y la novia de mi hijo el mayor, que es artista, la pega con cola y la pinta de diferentes colores. Ya te digo, el límite está en la imaginación. La política de la empresa es aprovechar hasta lo inaprovechable.

Obviamente, todo este diálogo pertenece a un sueño que tuve hace algunos días. Te lo he narrado porque sé que te gusta interpretar los sueños, sobre todo los míos. Me hubiera gustado ver cómo acababa este, pero la carcajada fantasmagórica de un idiota en la calle, seguramente borracho, me despertó. Estarás de acuerdo conmigo en que, a pesar de su bestialidad gore, tiene un «nosequé» que «queseyó» que engancha. Por lo menos a mí.

Uno o dos saludos…

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Email del 23 de mayo 2022

 

Vincent van Gogh. Reaper (1885)

Sabía (cuento corto en tres parágrafos)

Sabía que él no sabía, por lo tanto sabía que era un ignorante. Él creía que no sabía porque no podía, pero en realidad no sabía porque le era más cómodo no saber. Su hermana, a la que me quería trajinar, sabía de casi todo, sin embargo nunca hacía alarde de sus conocimientos. Un día, mientras estábamos desayunando en un bar regentado por un exchino y su pareja, una exespañola, él sacó a colación el tema del consumismo y de lo orgulloso que estaba de su última adquisición, un nosequé de nosecuantos, que le había costado una verdadera pasta. Una pasta que de hecho no tenía. Cuando su hermana le espetó que ese mismo error ya lo había cometido en varias ocasiones anteriores y que en realidad su vida era una repetición estúpida de otras repeticiones todavía más estúpidas, él se levantó sin decir una palabra y se largó dando un portazo imaginario que a punto estuvo de enviar mi falso bigote hacia la mesa de al lado, ocupada por un ¡eh!, un ¡ea! y una ¡bah! que discutían acaloradamente sobre sus propias singularidades excepcionales. 

Como sabía que él no volvería, no porque no quisiera volver, sino porque volver significaría tener que escuchar más confirmaciones espontáneas de su hermana, intenté expresarle mis sinceros sentimientos, pero en lugar de surgir por la boca esos sinceros sentimientos, aparecieron unas cuantas gotas de un excatarramiento zurrapiento que se diseminaron sobre las vibrisas de un perro inadaptado que descansaba plácidamente a unos escasos dos metros y medio. Cuando su dueña, Merceditas de la Rocambolea, una actriz de vodevil retirada se acercó a nosotros para rogarnos «con toda humildad, que la próxima vez tosiéramos a nuestras putas madres» no me quedó otro remedio que agarrarla de un reborde, y atraer su cara de vinagre de Homo consumans hacia la mía para soltarle un eructo soberbio y monumental que atrajo las miradas de todos los vivos y de todos los muertos que en ese instante se sentaban o caminaban por el local. 

Sabía que el exchino no me diría nada, pero estaba seguro de que su mujer, la exespañola, vendría a leerme la cartilla por el regüeldo, sin embargo la exespañola hizo un famoso ademan chino que quería decir que se lavaba las manos. Mientras Merceditas de la Rocambolea se cagaba en todos mis familiares fallecidos, algo semejante a una llamarada nuclear convirtió en cenizas a toda la población mundial. Yo me salvé por los pelos. Solo perdí un incisivo, el más renovador, escolásticamente hablando, de toda mi dentadura. Cuando me limpié las pavesas con las manos miré en derredor, en redor, arredor, alderredor y alrededor y me sentí especial. Luego salí pitando. 

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Email del 21 de mayo 2022

 

Edvard Munch. Melancolía (1892)

Soy un tipo melancólico. Siempre lo he sido. Enloquecido, me desgarro casi todos los días. Sé que el dolor terminará con la más grande de todas las humillaciones: la muerte. Y mientras la espero sumido en un severo estado de inseguridad absoluta, no dejo de repetir mi mantra favorito hasta el total alelamiento: 
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»

Y pese a estar seguro de que todo, antes, durante y, probablemente, después, no son más que una serie de engañifas… 
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»

Y aun sabiendo que gozo de excelente salud, la agonía se decuplica porque en realidad no existo…
«nunca me amenazo aunque sí me advierto»
«nunca me amenazo aunque sí…»

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Email del 19 de mayo 2022

 

Pablo Picasso. The ironer (1904)

Amiga:

Cuando plancho la ropa, a menudo me imagino a mí mismo expandiéndome hacia un punto específico en alguna de las miles de millones de regiones finitas del universo, también llamadas agujeros negros. Durante algunas de esas introspecciones paradójicas y disparatadas, he podido llegar a constatar que mis propios argumentos críticos -extraordinariamente alejados de las diferentes reflexiones metodológicas difundidas por aquellos que se encuentran en el otro extremo, es decir, los que aman las arrugas difíciles- tienden a agruparse sobre sí mismos formando una especie de impulso errático y catatónico, cuya perspectiva utópica e inextricable tiende a la desobstrucción. Ahora bien, no siempre estas dilataciones temporales me producen insatisfacción y desutilidad. Afortunadamente, en algunas ocasiones -sobre todo en aquellas que tras sentirme como un jamón curado recién loncheado, ya sea por mi innata capacidad para obtener un secado impecable o porque he tenido algún problema al doblar las camisetas económicas estampadas- he estado al borde de la apoplejía, pero he logrado recomponerme y estallar en un júbilo clínicamente submongoloide a base de pensamientos contrafactuales más o menos noosféricos. 

En realidad nunca me ha importado una mierda lo que pensaras de mí, fuera bueno o malo, sin embargo hoy quería hacerte partícipe de mis sentimientos más embarullados. 

Te precia, aprecia y desprecia (según el día que tenga),

Greg «Noli me tangere» López 

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Email del 15 de mayo 2022

 

Frantisek Kupka, Lipstick. 1908

Veronique Chang

El salón de cosmética Veronique Chang ha abierto su primer establecimiento en España, aunque todavía no goza de la excelente reputación de la que disfruta en otros países, debido al desconocimiento total de su labor y nuestra costumbre de adquirir esos imprescindibles productos en supermercados y grandes almacenes.

Veronique Chang nació en China pero se crio en Paris desde la edad de siete años. Su padre fue el primer asiático que cocinó el blanquette de veau sustituyendo la ternera por carne de langur gris de nariz chata (Rhinopithecus brelichi) sin que los más exquisitos chefs mundiales notaran la diferencia (se rumorea que a raíz de la degustación, algunos de ellos  empezaron a comportarse como revendedores de enciclopedias a domicilio y sólo recuperaron sus hábitos anteriores después de varias sesiones de terapia electroconvulsiva). Su madre fue una gran cantante y pianista aunque no tenía ni brazos ni pies debido a un accidente fluvial (un aligátor enfurecido trató de comérsela mientras nadaba) y tocaba con la punta de la nariz a una velocidad endiablada mientras cantaba.

A la edad de 22 años a Veronique se le aparece un arcángel llamado Rufinel y le revela que sus verdaderos talentos son la felación y la cosmética. Le insta a dejar la vida que lleva hasta entonces y a dedicarse por entero a una de esas dos actividades. Veronique, como es avariciosa, se dedica de lleno a las dos y antes de cumplir los 32 años triunfa en ambas (algunos opinan que gracias a una llegó a lo más alto en la otra) y se hace archimillonaria, fundando el imperio que lleva su nombre y que logra expandir por el mundo entero.

Actualmente, Veronique tiene 382 tiendas repartidas por el planeta, un perro llamado Rufo Chang, un loro apellidado Immanuel Chang, un marido que atiende al nombre de petite saucisse Chang, varios amantes de diferente sexo y una caries en el esmalte dental.

Algunos productos de belleza desarrollados por Veronique Chang que no pueden faltar en tu tocador (o en el de tu marido):

-Jabón de manos Veronique Chang (comestible y fácil de digerir):
Veronique creó esta famosa crema jabonosa en la primavera de 1967 después de sufrir un colapso intestinal. Famoso por ser el primer y único jabón comestible que además de limpiar las manos desinfecta el píloro y al mismo tiempo impide que se desarrolle una estenosis pilórica. Compuesto de hierbas provenzales, mantequilla, lanolina, colorante vegetal y pasta de papel reciclado, su uso continuado deja la piel de las manos semejante a la de los descargadores de muelles más aguerridos del puerto de Hong Kong.

-Gel limpiador facial Veronique Chang 24 horas y media sin brillos:
Este híper famoso gel peeling se fabrica en dos formatos diferentes. El normal para seres humanos y el anormal para políticos y militares. Con más de 700 ingredientes, este gel fue el favorito de la suegra de Ferdinand Marcos hasta que, lamentablemente, tuvo que dejar de usarlo cuando falleció al ser lapidada en el armario zapatero por su hija Imelda, que sospechaba que su mamá tenía un affaire sentimental con el suegro del jardinero de Benigno Aquino. Actualmente se comercializa sólo en el continente asiático e Israel donde en algunos kibutz lo utilizan como desatascador de tuberías.

-Crema nutritiva reparadora con colágeno Veronique Chang (Con aminoácidos subnormales):
Los aminoácidos subnormales son, como su nombre indica, proteínas con alguna deficiencia estructuro-ilógica pero sustancial y degenero-transitiva que descubrió para la ciencia Veronique un día del mes de agosto de 1985, mientras intentaba cambiar una rueda pinchada de los mini patines de su loro Immanuel y en un momento dado le saltó un muelle, con tan mala fortuna que le dejó una marca del tamaño de un huevo de hormiga legionaria en la mejilla derecha.

-Gel de afeitar Veronique Chang (Uso exclusivo femenino)
Si hemos de hacer caso a Jacques-Louis Pueyrredón, cuya biografía sobre Veronique causó verdadera sensación y estuvo entre los libros más vendidos en Mongolia durante un periodo de 5 años, ésta tuvo una tía por parte de madre que lució durante toda su vida un enorme bigote que la hacía parecerse a Yosemite Sam sin que nunca diera la impresión de avergonzarse por ello. El día del entierro de Evangeline, que era como se llamaba su mostachuda familiar, Veronique juró sobre su tumba que le haría justicia y allí mismo, mientras el sacerdote Fabrice de la Rochefoucauld oficiaba la ceremonia, diseñó en su mente este producto que por fin salió a la venta el día 14 de julio de 1989, bicentenario de la toma de la Bastilla.
Este gel que se comercializa en tres formatos (barbas difíciles, barbas fáciles y barbas neuróticas), obtuvo el primer premio en la 14 Exposição de cosméticos do Brasil y el tercero en el Festival de canciones búlgaras de Koprivshtitza.

-Tratamiento para las uñas frágiles, estriadas y quebradizas Veronique Chang:
En una ocasión, mientras Veronique maltrataba a su marido se le rompió una uña y a punto estuvo de suicidarse ingiriendo suavizante para la ropa, si no llega a intervenir su vecina Lorraine que la detuvo y la tranquilizó explicándole pausadamente que la fractura de una uña tiene remedio al mismo tiempo que le regalaba unos guantes de lana de color beige. Veronique se quedó tan extasiada con el obsequio que decidió a su vez gratificar a Lorraine regalándole la  botella de suavizante y un sonajero. La amistad entre ambas a raíz de este suceso duró veinticuatro horas más, justo hasta el momento en que Lorraine descubrió a Veronique sulfatando las petunias de la primera sin permiso por escrito.
Como se puede leer en la etiqueta de este producto, un único uso garantiza unas uñas irrompibles durante doscientos cincuenta años, siempre que no se mojen -las uñas, no los años- o se introduzcan en anos ajenos.

-Crema hidratante nutritiva «extracto de bilis de saltamontes» Veronique Chang:
Creado por Veronique utilizando como ingrediente básico y activo el extracto de bilis de saltamontes verde que debido a su inusual composición repara los tejidos dañados transformándolos en el cutis de un bebé con 56 años de vida. Denunciada en su día por los veganos, que la acusaban de tortura injustificada de insectos, Veronique se defendió argumentando que antes del proceso de extracción de bilis, se dormía a los insectos obligándoles a escuchar música punk a un volumen brutal y durante 56 horas seguidas y que una vez anestesiados con las guitarras distorsionadas y los gritos demenciales y agónicos el procedimiento resultaba prácticamente indoloro.

-Exfoliante desincrustante y seboregulador para todo tipo de pieles Veronique Chang:
Uno de los productos estrella del amplio catálogo de Veronique Chang, creado para recomponer la dignidad de las pieles infrahumanas y acnéicas. Eficaz contra los puntos negros, a los que tinta de blanco nuclear, y el acné, al que combate fosilizándolo en minúsculas rocas sedimentarias. Junto al tubo de 125 ml de crema exfoliante se regala un tratado de Paleontología y un trilobites desmontable.

A continuación, y para terminar con este artículo, les invitamos a leer un extracto de la entrevista que Veronique Chang concedió a Grégoire Babineaux a la salida del juicio celebrado contra ella en Versalles por un delito de conducta inmoral y lasciva (fue encontrada practicando reiki con un bebé morsa aquejado de encefalitis viral) y por el que la acusación particular solicitaba 10 años de cárcel, aunque en ultima instancia fue declarada inocente.

¿Por qué elegiste ser cosmetóloga?
Es una historia que ya he contado muchas veces. Se me apareció un arcángel y me convenció. Yo en aquel momento quería ser monja de clausura o prostituta pero al final creo que elegí bien (risas) y ahora gano un montón de dinero, tengo 14 chalets y un monopatín y disfruto siendo una elegida.

¿Cómo fueron tus comienzos?
¿En la cosmetología te refieres? Bueno, empecé gracias a un amigo al que nunca podré agradecer lo que hizo por mí porque ya está muerto, llamado Walter Molyneux y que me enseñó todo lo que sé. Claro que yo le pagué con mi simpatía y algún que otro recurso excepcional de esos que escondo.

– ¿Porqué te decidiste a lanzar una línea de productos profesionales?
Qué pregunta más tonta. ¡Para ganar dinero! Sobre todo para eso, aunque también influyó el hecho de que en aquel momento de mi vida necesitaba sentirme importante a nivel mundial, pues estaba precipitándome en lo que parecía una depresión salvaje. Ser pobre deprime ¿sabes?

– ¿Cuál es tu sueño por cumplir?
Diseñar un perfume para asesinos. En las cárceles de seguridad no se les suministra a estos tipos ninguna clase de colonia y eso me parece una perfecta tontería. Un psicópata que huela bien será un psicópata feliz. 

Fuente: Tontistyle International Magazine
Entrevistador: Grégoire Blatte
Traducción del francés: Ataulfo López Pérez

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Email del 09 de mayo 2022

 

Dave Pollot. Ni puta idea del título ni del año.

Querida amiga:

A la misma hora que un intersticio invisible permitía colarse a los murmullos que emitía la gente mientras existía, yo estaba en mi casa hablando conmigo mismo sobre mí mismo. Creo que fue a mitad de dicha conversación cuando llegué a la conclusión de que aunque mi rostro descangallado, tambaleante y marchito expresase cierta tranquilidad graciosamente adquirida, en realidad, en mi interior se estaba formando una especie de borbollón estacional que fluía arrastrando sedimentos de negatividad y pesimismo. En otras palabras: me sentía como un neutrino atrapado. Desde luego, pensar que me quedaban unas pocas repeticiones exactas de los últimos años para morir no me ponía de mejor humor. Y no es porque tuviera miedo de abandonar la puta mierda de existencia que todos conocemos, sino porque prefería hacerlo lo más lejos posible de esta perfusión oximorónica que todo lo engulle. Sí, efectivamente, me refería entonces y me refiero ahora al sistema. Y al subsistema del sistema, también conocido como Triple Ese (sociedad, suciedad, saciedad), pero también ciudadanía, albardanía o más sencillamente como perdición o defecación continua. 

Mientras meditaba sobre mi pretendida resistencia al tiempo, mis ensoñaciones se desviaron hacia mi pasado con… ¡ellas! ¿Ellas? Sí, ellas. Mi primera mujer preparaba morteruelos manchegos en un local en el que también se hacían fellatios conquenses. Con lo que ganaba se compraba bártulos y cachivaches. Mi segunda mujer acabó enrollándose consigo misma y tuvieron que desdoblarla unos desplegadores autorizados. Yo en aquellos instantes me encontraba a ciento y pico kilómetros de distancia, no obstante, cuando me explicaron el suceso me alegré de que se enroscara sola y no con algún tipejo desagradable o amigo traidor. Mi tercera mujer me insultaba. Me llamaba calzonazos y pelele. Un día le intenté atizar un guantazo, pero fallé y mi mano se estrelló en la cara de su madre, que era igual o peor que ella. Por supuesto salí corriendo y acabé en Kızılcahamam, cerca de Ankara, donde viví ocho años. Allí me hice misógino y deshollinador. Unos años después regresé a Valencia y alquilé un pisito en Benimaclet. 

Parafraseando a Hamlet: «hay mucha lógica detrás de esta locura». Me refiero a vivir en Benimaclet, un barrio a las afueras donde nunca ha existido el silencio y en el que la mayoría de sus habitantes, taciturnos y melancólicos, se zancadillean los unos a los otros mientras entonan parcialmente desentonados a modo de mantra extenso el Pamparapimpo Pamparapimpam, que no es más que una versión descafeinada del jodido Salmo 4563, el canto polisémico, fúnebre y apresurado referido al reconocimiento de los pecados. ¿Los pecados? Yo… ¿Pecador? Yo soy, básicamente, una rareza obvia y estremecedora formada por hidrógeno y helio. Y maldigo a quien me lleva la contraria desde el centro de mi propio universo. Poco o nada importa que sufra en silencio el dolor producido por décadas de amputaciones y ablaciones. Estoy sufriendo la primera fase del maldito hipogonadismo de inicio tardío y no voy a tolerar ninguna otra payasada de la gente que me rodea.

Para terminar, un minipoema titulado Mientras manoseaba a una caricata de aspecto prostibulario:

Un escolopácido saltaba
saltaba, saltaba
entre los pináculos de caliza
caliza, caliza
mientras yo me hurgaba la nariz 
hurgaba, hurgaba
hurgaba, hurgaba
hurgaba, hurgaba 
(me gusta hurgar)

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Email del 06 de mayo 2022

 

Ford Madox Brown. Jesus washing Peter’s feet (1852)



El alma humana es simple, sin embargo los pies sucios atufan.
(Ramón Escrivá Anglada. Bromhidrosis en Nazaret (1975)

Ramón Escrivá Anglada comenzó a escribir el día 17 de marzo de 1979 y terminó de hacerlo el 18 del mismo mes y año. Durante esas 24 horas y 19 minutos escribió 67 libros de filosofía y 21 ensayos experimentales sobre diversas materias, siendo los más conocidos «El adlátere ajumado» -tratado sobre la embriaguez y las 34 maneras esenciales de sobrellevarla sin sentir lástima de uno mismo mientras lloriquea- y «Bromhidrosis en Nazaret» ensayo sobre Jesús de Nazaret, en el que se demuestra que si el hijo de José realmente existió, debió sufrir verdaderos problemas con el olor de pies, ya que en esa época todavía no habían inventado el «Peusek». 

Opino que  he sido demasiado brusco al presentar a los lectores a un dramaturgo tan esencial. Quizá debería intentarlo de nuevo, pero de una forma más tradicional en su exposición, más sosegada…

Ramón Escrivá Anglada nació en Valencia, el 29 de noviembre de 1955 a las 17:34 horas. Según el informe del parto, los profesionales que atendieron a su madre fueron:
-Comadrona: María Prudencia Benítez.
-Obstetra: Adolfo Martí Arellano.
-Anestesista: Carlos Aparicio Berrocal.
-Auxiliares de enfermería: María de las Mercedes Pérez Cabrera, Josefa Contreras Gálvez y Teresa Céspedes Larrañaga.


A la edad de siete años, Ramón se cayó de un columpio fracturándose el tobillo derecho del pie izquierdo (sic) y fue ingresado durante cuatro días en el Hospital Comarcal de los Pobles de l’Horta Oest. Allí fue tratado por los doctores Sento Bayarri Fabregat y Marta Iglesias Cerdá, siendo el escayolista, José Ibáñez Gilabert y el Auxiliar de Transporte Sanitario, Bernardo Cuñat Linares.

Pero creo que me estoy extendiendo demasiado. Supongo que si no reduzco esta pequeña biografía puedo llegar a causar serios deterioros en la confianza de los pretendidos lectores, por lo que trataré de ser más directo y menos renqueante en la forma de relatar los acontecimientos.

Ramón Escrivá Anglada estudió en los Escolapios de la capital y pronto llegó a ser conocido dentro y fuera de los estamentos escolares por sus caídas, lesiones y sus innumerables visitas a las clínicas y hospitales. Se cree que desde el 16 de mayo de 1963 hasta el 19 de julio de 1973, Ramón fue ingresado en 238 ocasiones, aunque según su abuela Genoveva Medina Anglada «la matusalena», fueron 237 las veces que tuvo que ser remendado, curado, recompuesto o intervenido. Solo en el mes de enero de 1960 fue ingresado en 36 ocasiones, por lo que ese año recibió el título de «Paciente del año» otorgado por concejal de Sanidad que en aquella época era Sergio Prats Quesada, el mismo que unos años más tarde sería mundialmente conocido por admitir que mantuvo relaciones sexuales con una mujer incompleta.

¡No! Estoy cayendo en los cotilleos y murmuraciones que poco o nada ayudan a que una semblanza avance. Tengo que ser más persuasivo y menos comercial. Poco me importa que los lectores se cuenten por cientos o miles. O por cientos de miles o millones. O por cientos de millones. O trillones. He de bajarme de ese falso cielo que me he fabricado o la caída será tremebunda…

Ramón Escrivá Anglada se licenció en ciencias de la actividad física y el deporte el 22 de agosto de 1976 y rápidamente fue ingresado aquejado de Fiebre tifoidea. Mientras se debatía entre la vida y la muerte tuvo un ramalazo de conciencia y decidió vivir, hecho que, según el doctor Gregorio Calvo Cifuentes, ocasionó tal enfado descomunal en La Muerte que tuvo que ser entubada y sedada para permitir el paso de oxígeno entre la capucha de la cogulla y el cráneo. Cuando Ramón abandonó el hospital tomó un par de decisiones trascendentes, pero lamentablemente ninguna de ellas ha llegado a conocerse.

Por alguna extraña razón no puedo llegar a concentrarme. Está claro que redactar biografías no es lo mío. Hubiera preferido que me contrataran para razonar sobre los tripodios dactílicos catalécticos y sus dudas razonables cuando no son acompañados por uno o varios tripodios yámbicos. Pero la pasta es la pasta. Así que no me queda otro remedio que continuar…

Ramón Escrivá Anglada se casó con Dorotea Alcarria Sánchez el 20 de noviembre de 1978, justo un mes después de sufrir un ataque de pánico al ver a su endocrinólogo copular con su uróloga mientras su psiquiatra aplaudía y solicitaba un bis. Más tarde se supo que la fornicación solo tuvo lugar en su cerebro y que esos reputados especialistas jamás se aparearían de esa forma tan sicalíptica y libidinosa sin antes haber pasado por caja. 

Creo que estoy dejándome en ridículo. Trato de escribir sobre ese fulano pero mi espíritu está a miles de kilómetros de tantos y tantos galenos, enfermedades y cifras desbocadas. Yo soy alguien muy adorado en la profesión. Y según mi esposa, un hombre excepcionalmente sexy y dinámico hasta un punto difícil de creer. ¡Y me estoy vendiendo! Me vendo por cincuenta céntimos el vocablo. ¿Soy una buscona? Claro que lo soy. Y de las más viciosas y pervertidas. No voy a continuar con este despropósito. No voy a terminar esa maldita biografía. Que se joda ese lunático de Ramón Escrivá Anglada y que se joda su abuela Genoveva Medina Anglada «la matusalena». Mi dignidad está por encima de cualquier precio. Y si alguien pone en duda mis palabras que le pregunte a mi madre, Susana Plana Millán o a mi padre Roberto Manrique Tovar.

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Email del 29 de abril 2022

 

Denny Boyd. Guardians of time

Amiga mía:

Desde mi cuarto a la cocina hay 17 pasos exactos y suelo tardar en recorrerlos tres segundos, cinco si estoy deprimido, lo que suele suceder 10 de cada 30 días. Por alguna razón que no viene al caso, desde la cocina a la habitación, es decir, en dirección inversa, sólo hay 15 pasos, aunque tardo el mismo tiempo en desplazarme de un sitio a otro. He cronometrado cuánto tiempo invierto haciendo ambos itinerarios reptando por el suelo, pero no te puedo dar los datos porque he perdido la nota donde apunté las cifras, y también el cronómetro. Entre el váter y el balcón hay 32 baldosas en el suelo, una de ellas está rota en una esquina y a veces hace ruido al pisarla. Cuando intento desplazarme del comedor a la habitación de invitados suelo perderme, supongo que será porque no tengo habitación de invitados, pero cuando recorro el trayecto que hay desde el rellano de la escalera, hasta la puerta de entrada de la casa del presidente de la comunidad para pagar los gastos mensuales, me entra hipo.

Cierto día de la segunda semana del mes pasado, intenté volar desde mi ventana hasta la ventana de la vecina de enfrente, esa que se cambia de ropa con los ojos cerrados, pero lo único que conseguí fue una denuncia por intrusismo laboral por parte del gremio de aves, así que ahora me desplazo hasta su habitación en sueños rijosos. Me encanta imaginar cómo se desprende de toda su ropa y cómo a veces pierde el equilibrio y se golpea contra una de las paredes. Por cierto, desde su habitación hasta su cocina hay solamente 12 pasos y ella tarda 45 segundos en recorrerlos.

Hoy es martes y hace un bonito día. Voy a intentar superar mi récord de tres segundos y 17 pasos del cuarto a la cocina. Si lo rebajo a un segundo y medio sería un hombre feliz y realizado. ¡Cuesta tan poco transformar el desconcierto y la dejadez en auténtica desesperación! Si alguna vez consigo ser feliz, te prometo que cambiaré por completo el diseño de mi hogar. Derribaré parte de los tabiques para conseguir una fluidez total del espacio entre las distintas estancias. Entonces es posible que tarde mucho menos tiempo en desplazarme entre ellas. Mi meta es poder recorrer cualquier distancia en un microsegundo, y de esta manera, dilatar el espacio-tiempo y al mismo tiempo evitar considerarlo una entidad absoluta.

No te lo creerás, pero la última vez que estuve en tu casa, computé la distancia entre tu cuarto trastero y uno de los lavabos, el que carece de bidet. Los números resultantes fueron descorazonadores y desde ese momento no paro de darle vueltas a la cabeza, por lo que algunos amigos me comparan a la niña de El exorcista. ¡No me cuadran las cifras! No es posible que desde tu cocina hasta la alfombra que viste el gres de la salita haya 32 pasos, cuando desde la puerta de entrada hasta la puerta de salida sólo hay 27. Me encantaría que midieses esa distancia y me comentaras tus conclusiones. También necesito saber el tiempo exacto que tardas en recorrer a pata coja el trayecto desde la galería hasta el cuchitril del portero. Si no dispones de cronómetro compra uno en una ferretería y ya te abonaré el coste cuando disponga de liquidez o mi banco me conceda un crédito. Si no es mucha molestia, pregunta a tu exsuegra cuánto tarda en trasladarse desde el médico hasta la farmacia ayudándose con el bastón.

Un abrazo

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Email del 25 de abril 2022

 

Chester Arnold. Crooked Timber (2010)

Hola:

El sentimiento de pesimismo crece y su avance determina la magnitud de la frustración y el desconcierto. Mientras éstos progresan impregnando de apatía y desesperación a la síntesis del Yo infinito, la conciencia del mismo se desequilibra. Es en este instante, cuando surge la desconfianza en forma de contradicción temporal que anula por completo el instinto de reflexión y transforma la debilidad en inconsciencia, precipitación y suplicio ilógico.

Ahora, me voy a comprar peras.

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Email del 8 de abril 2022

 

Tom Wesselman, Study for Seascape Breast, 1966

Amiga:

El lunes pasado pagué una pasta para que publicaran un anuncio en dos de los periódicos de más tirada de este país, dentro de la sección ofertas de trabajo, pero las contestaciones que he recibido hasta ahora han sido muy poco satisfactorias. En el anuncio solicitaba una señorita de presencia agradable, joven, con dotes de conversación y pinzas propias para que cada martes de la semana me extrajera las canas de las cejas. Era un trabajo fácil, sólo tenían que arrancarme dichos pelos blancos mientras me contaban cualquier cosa que se les pasase por la cabeza. Te copio parte de algunas de las respuestas que he recibido hasta el momento:

1 – Hola, me llamo Victoria de los Ángeles aunque mis amigos me llaman  Dirty Diabolique XXX, tengo 22 años y mido 177 cm. El resto de mis medidas son: 92-52-92. Si quieres que te arranque las canas con la chirla deberás pagarme un poco más.

2 – ¿Qué tal? Soy Pamela, tengo 30 años y estoy capacitada para extraerte todo lo que quieras, igual da que sea sólido, líquido o gaseoso. Te adjunto una foto mía para que compruebes mi belleza. Yo soy la que está debajo del caballo. Espero tu respuesta.

3 – He leído tu anuncio y nada más hacerlo he presentido que yo soy la mujer que buscas. Llevo quitando canas a los muertos desde hace siete años, pues soy tanatoesteticista. Mi currículum es tan largo que si tuviera que enviártelo necesitaría la ayuda de una grúa mecánica, por lo que he decidido que mejor sería que vinieses tú a mi casa y juntos le echáramos un vistazo. Ah, tengo absenta y jägermeister.

4 – Hola, soy un transexual muy afeminado y voluptuoso. Me llamo Ocean Cum y creo que si me dieras una oportunidad no probarías a otra chica. Cuando acabase de quitarte las canas podría empezar a quitarte líquido seminal, si tú quieres, claro…

5 – Me llamo Cristina Martínez. En enero cumpliré 64 años, pero según uno de mis novios aparento 22. Me interesa tu anuncio porque creo que es una maravillosa forma de llegar a lo más alto en esta vida. Si me contratas, estoy segura de que no te arrepentirás. ¡Ah! y no temas por mis novios, nunca se enterarán de donde vives.

6 – Imagínate a un ángel cuya belleza es capaz de estremecer a las mismísimas deidades. Esa soy yo. Tengo 19 años y mis pechos son tan turgentes que nadie que esté delante de mí puede reprimir el deseo de darles un bocado; igual da que sean hombres, mujeres o cualquier clase de homínido.

El resto de respuestas son más o menos del mismo calibre. Si quieres que te sea sincero, estoy pensando seriamente en depilarme totalmente ambas cejas, así se habrán acabado mis problemas. Al fin y al cabo, ya me depilo la cabeza y algunas otras partes del cuerpo. ¿Has visto a qué clase de contestaciones me tengo que enfrentar? El mundo es una demencia absoluta… A veces siento la necesidad de saltar desde las cataratas del Iguazú, pero no tengo dinero suficiente para desplazarme a Argentina o Brasil. Claro que en mi pueblo hay un par de cataratas, pero sólo tienen una caída de tres metros y dudo que consiguiera lastimarme lo suficiente. De momento voy a anular el anuncio y a seguir arrancándome yo mismo las putas canas, aunque en el intento un montón de pelos negros acaben siendo víctimas colaterales.

Un besazo.

Email del 8 de abril 2022 Leer más »