Email del 1 de enero 2018
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| Edvard Munch. Meeting (1921) |
Las propuestas de la comisión llegaron a un punto muerto cuando el representante del grupo misántropo golpeó con el puño la mesa mientras llamaba «deyección migalomorfa saponificada» al delegado principal que representaba a varias asociaciones comunicativamente extrovertidas, que lejos de amilanarse devolvió el golpe manifestando que todos los introvertidos y retraídos eran unos «asociales a los que los delantales de sus mamás habían condenado a la majadería eterna». Por eso causó una gran conmoción el hecho de que fueran pillados infraganti tres horas después retozando lascivamente en el suelo de uno de los aseos del hotel de cinco estrellas donde ambos grupos se hospedaban. Según María del Carmen, la señora de la limpieza, costó más de cinco minutos conseguir que se separaran y otros tantos que se subieran los pantalones. Pero lo más curioso es que nada más salir por la puerta del servicio, ambos retomaron los insultos y las imprecaciones, que solo cesaron cuando cuatro guardias civiles los separaron. Según el sargento primero Pizarro, les llevó 45 segundos separarlos aunque siguieron con las descalificaciones hasta que dejaron de estar en el mismo ángulo visual.
La siguientes entrevistas fueron realizadas por una periodista de la televisión local unas horas después a ambos sujetos, aunque, por supuesto, en diferentes instantes y localizaciones.
Entrevista 1.
PERIODISTA: ¿Es cierto que usted, como insociable convencido y lider de la facción misántropa, ha acudido a esta asamblea solamente para, y cito sus palabras de hace tres días, «partirle la cara a ese matasiete emasculado»?
MISÁNTROPO: Hace usted unas preguntas muy directas, señorita. Pero le responderé sin evasivas. Sí, tenía ganas de escupirle unas cuantas verdades a ese chiquilicuatro barruntado y estoy totalmente convencido de que ha aprendido que con nuestra hermandad no se puede jugar. Nuestros valores, huraños y hoscos, a partes iguales son demasiado sólidos como para someternos ante los desprecios de esos ñiquiñaques estantiguados. ¡Malditos niponinos churretosos ajumados!
PERIODISTA: Pero sin embargo se rumorea que ustedes dos tienen , en fin, que están, bueno, les pillaron en el baño…
MISÁNTROPO: Eso que trata de insinuar es una afrenta. Nos pillaron sí, en el aseo, sí, pero estábamos afeitándonos. Cada uno con una maquinilla diferente frente a dos espejos diferentes. Nada más.
PERIODISTA: ¿Entonces niega tener una relación de amor-odio y sexo letrinoso con su antagonista?
MISÁNTROPO: ¿Sexo letrinoso? Está usted enferma, amiga mía. Debería hacerse ver por un buen sexólogo clínico.
PERIODISTA: ¿Niega que fueron pillados tumbados en el suelo?
MISÁNTROPO: Por supuesto.
PERIODISTA: ¿Niega que tuvieran bajados los pantalones?
MISÁNTROPO: Lo niego.
PERIODISTA: ¿Niega que tuvieron que subirles los pantalones a la fuerza?
MISÁNTROPO: Señorita, me temo que la conversación ha finalizado.
Entrevista 2.
PERIODISTA: Le veo con aspecto deprimido. ¿Quizá piensa que todo esto se ha salido de madre?
EXTROVERTIDO: ¿Todo esto? No la comprendo, señora.
PERIODISTA: Trataré de ser más directa. ¿Está usted enamorado del líder del grupo de los misántropos?
EXTROVERTIDO: Ya sé a dónde quiere llegar. Lo pregunta por esos malditos rumores. Señora, estoy casado desde hace 22 años, tengo 3 hijos un perro hemofílico y una suegra diabética. Además mi heterosexualidad es legendaria.
PERIODISTA: Les pillaron con los pantalones bajados…
EXTROVERTIDO: Vivimos en un país de dementes pornográficos. Tanto él como yo coincidimos en el váter. En un momento dado el fue a orinar y cuando terminó no podía subirse la cremallera. Se había atascado. Yo, simplemente le estaba ayudando cuando entró esa mujer con el mocho y se puso a gritar como una loca.
PERIODISTA: ¿De verdad espera que me crea lo que dice? ¿Olvida que le llaman «El mayor embustero del mundo»?
EXTROVERTIDO: Así me llaman mis enemigos. Mis amigos, que son mucho más numerosos, me llaman «La magnificencia hecha carne» y se dirigen a mi persignándose.
PERIODISTA: ¿Entonces niega que fueron pillados tumbados en el suelo?
EXTROVERTIDO: Por supuesto. ¡Menuda tontería!
PERIODISTA: ¿Niega que tuvieran bajados los pantalones?
EXTROVERTIDO: ¿De verdad cree todo lo que se dice por ahí?
PERIODISTA: ¿Niega que tuvieron que subirles los pantalones a la fuerza?
EXTROVERTIDO: Yo solito soy perfectamente capaz de subirme los pantalones sin ayuda de terceros. Señora, tengo que dejarla. No he comido nada desde la hora del almuerzo y mi estómago hace ruidos desagradables.
Lamentablemente, la sordidez de esta historia pasó bastante desapercibida al ser sustituida por otra, no menos indecente, que la colapsó completamente. Me refiero al caso de la marmitona y el edema de zumo de naranja natural, que será tratado convenientemente en una próxima entrega.
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