Email del 13 de junio 2022

Egon Schiele, «Cardenal y monja» (1912)

 

Farsa afectada o si Spinoza levantara la cabeza

 
 

PROPOSICIÓN XXI

Dios rige las vidas de los badulaques desde el trono de la inexistencia.

Demostración:

Cierta clase de humanos, sobre todo los que se niegan a marcar la casilla para la asignación a la Iglesia en la Declaración de la Renta, siempre han renegado de la manifestación divina o sobrenatural de un dios creador y señor de todo el universo; pues no puede existir un Creador si no existe un eliminador. No olvidemos que sólo se puede construir si antes se ha destruido; construir a partir de la nada absoluta es algo tan demente e irreflexivo como intentar convencer a un futbolista de élite de que se conforme con el sueldo de un carpintero de la plebe.

Corolario:

Si violamos la ley de la construcción-deconstrucción a nuestro antojo, simplemente para poder calzar un pie de pívot en un zapatito de muñeca, el resultado es una falacia, una mentira inútil que sólo puede contentar a los más estrechos de miras o necesitados de falsa fe. Y la fe, tras siglos de comercio ineficaz, llega un momento en que se devalúa, se deprecia: el importe que se pagaba por kilogramo de dogma hace tres siglos no es el mismo que ahora se abona, ni siquiera la calidad es la misma, de lo cual deducimos dos verdades fundamentales:

1) La deidad inexistente (Dios) no cotiza a Hacienda.
2) Los súbditos de la inexistencia (clero) exigen máxima calidad en sus perversiones.

La materia de las perversiones ya ha sido tratada en el corolario I de la proposición XIX  y en el escolio II de la proposición XVI, por lo tanto sería una reiteración molesta volver a ella, pero no estaría de más hacer hincapié en la motivación: la lascivia irrefrenable derivada de trastocar las falsas palabras escupidas por la inexistencia.

Escolio:

Esta proposición, junto a las de los números XIII, XVI, y los corolarios de las proposiciones XV, XVI, XIX y XX, no tratan de hurgar, remover o inquietar a los fieles adeptos a la conjetura especulativa de «El inexistente»; tampoco es deber del que esto escribe teorizar sobre la inutilidad de la sinrazón de los motivos divinos y sus prosaicas consecuencias, éstas, mucho menos gloriosas y etéreas, pero sí tratar de componer un fragmento audaz sobre los últimos estertores de la misericordia del vacío más irreal.

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Email del 12 de junio 2022

El aseo del Despotricador. 2025 (Imagen generada con IA)

Infancia, vocación y primeras experiencias de un calcetín inducido a la psiconeurosis por reflejos condicionados y en situación de estrés

 
A continuación, reproducimos un extracto del best seller internacional Infancia, vocación y primeras experiencias de un calcetín inducido a la psiconeurosis por reflejos condicionados y en situación de estrés escrito por un calcetín de lana maduro, y en el que repasa su vida desde que fue confeccionado hasta que sufrió su primer gran agujero no remendable y que supuso el principio del fin de su existencia. Aunque la biografía no carece de elementos poéticos de una sensibilidad escalofriante, también incluye párrafos groseros y ordinarios que de ninguna manera desmerecen la totalidad de la obra. Como los editores se dedican a su oficio para ganar algo de dinero, sólo nos han dejado publicar un compendio, por lo que nos hallamos ante el dilema de recomendar su lectura únicamente a mayores de 16 años o menores amodorrados.14 de enero de 1983

8.30 h

Mi dueño y señor, esa especie de infrahumano y super mugriento pedazo de carne sebosa y repleta de forúnculos ha vuelto a usarme; yo esperaba que hoy sería el día de la lavadora, pues ya hace cerca de tres semanas que no me da ningún respiro, pero desgraciadamente no ha sido así y he tenido que soportar nuevamente su hediondez suprema y, lo que es más desagradable para mi, el contacto con ese callo negruzco y queratinoso del tamaño del puente de Khazad-dûm.

9. 15 h

Mi negrero se ha dirigido a un club de alterne y ha intentado montar a una foca humana sin ni siquiera depositarme suavemente en el suelo; en un momento dado, la mujer le ha preguntado la razón de su calcetinitis aguda a lo que él muy seriamente ha respondido que jamás se los quita si no es necesario, pues si lo hiciera, los demás tendrían poder sobre él.

11.22 h

Mientras la mula ectoplásmica que dirige mi vida estaba vacilando ante los otros potrancos que son sus amigotes sobre su capacidad inaudita para electroeyacular, yo he aprovechado para meditar sobre algunos aspectos de mi vida: si en lugar de un calcetín hubiese sido un rollo de papel higiénico absorbente, ¿hubiese cambiado algo este aburrido devenir diario que paraliza totalmente mi afán de  supervivencia? Preguntas difíciles que sólo producen respuestas inútiles y vacías.

14.50 h

Después de zamparse un insípido bocadillo de foie gras con perejil, el putero ha vuelto a hacer de las suyas y ha decidido que la mejor forma de explicar al mundo que es un ser repugnante y zafio era evacuar los gases por medio de truenos y relámpagos,  y se ha tirado una flatulencia que ha hecho temblar la cama donde depositaba su enorme y flácida barriga. Ignoro el estado sanitario en el que se encontrará su pobre calzoncillo, pero imagino que este ya nunca volverá a ser el mismo.
Mientras se rascaba el culo con gran placer y satisfacción, he sentido unas enormes ganas de estrangularlo, pero mi total ausencia de extremidades hacen de esta tarea algo imposible, por lo cual he decidido obsequiarle con un bonito picor en el dedo gordo del pie.

16.30 h

Aleluya. ¡Se ha desnudado los pies! El problema es que en lugar de guardarme en el cesto de la ropa sucia ha quitado el polvo de toda la casa conmigo. Y no contento con semejante humillación, me ha aparcado encima de la nevera. Ignoro cuál será la próxima ordinariez con la que me obsequiará pero estoy seguro de que no será buena para mi salud y sobre todo, para el medio ambiente.

16.50 h

Me había sumido en una especie de trance, más que nada para evitar el pánico que me dan las alturas, cuando de repente he oído unos gemidos escalofriantes. Era uno de los nuevos calcetines comprados la semana pasada en el super. El pobre se encontraba en un estado tal de terror que ha revuelto mis puntos. Aunque desde esta atalaya que es el refrigerador no puedo ver lo que sucede, me imagino que el mamut oligofrénico no se ha lavado las extremidades inferiores y se ha calzado a los nuevos a pelo.

17.15 h

Acabo de escuchar unas risas dementes que me han helado los hilos y estoy casi seguro de que se trata del nuevo par de calcetines; a esas risotadas trastornadas les han seguido unas frases espeluznantes que ni siquiera me atrevo a transcribir. Estoy convencido de que la esquizofrenia se ha apoderado de mis sucesores, pues no se puede llamar de otra manera a exclamaciones como estas: ¡síííí!, ¡cómo me gustaaaaa esa fraganciaaaa!, ¡un poco más, por favoooor! Personalmente, poco puedo hacer desde el lugar en el que me encuentro.

18.50 h

He estado rememorando lo feliz que era en el establecimiento donde me ofertaron hace ya más de siete años. Si alguna vez un tejido tuvo más mala suerte que el que escribe estas líneas, debió ser en otra dimensión. Ya es difícil que te adquiera un fascista homófobo, misógino y futbolero, pero encima, que sea calcetinofóbico es sencillamente para desear no haber sido confeccionado. Y mientras sigo tirado en lo alto del edificio Frigorífico desvencijado, presiento que una nueva vileza se aproxima.

19.35

Hace un rato el energúmeno neanderthalensis me ha bajado de la nevera pero no se le ha ocurrido otra cosa que sonarse conmigo. En estos momentos, estoy cubierto por una espesa capa de mucosidad seca y verde que no realza para nada mi figura. Ni siquiera pensar en tejidos de seda o cachemir me reconforta. De una cosa estoy seguro: ya no tengo futuro, ¡pero tampoco lo deseo!

21.10 h

En el suelo de la cocina, entre la mugre y la inmundicia hay un mosquito. Yace inerte porque yo lo he matado, eso sí, con ayuda de unas manazas repletas de pelos duros como juncos. ¡Ahora sirvo de matamoscas! Nunca hubiera llegado a pensar que con un tipo como yo se podrían hacer tantísimas cosas. Me imagino que antes de lavarme tendrá pensadas varias exquisiteces excrementales para con mi ser, pero ya he llegado a un punto en el que me es completamente indiferente si me utiliza para limpiarle el trasero a su boa constrictor o simplemente para quitar las legañas del gato. Cuando el sinsentido se abre camino a través de la irracionalidad, ¿qué puede hacer un triste calcetín, sino someterse a las inclemencias de su destino?

22.00 h

Todo está oscuro, no me atrevo a pensar dónde puedo encontrarme; desde luego no con la ropa para lavar, pues a mi lado hay una manzana podrida, dos envases de yogurt desnatado y varias servilletas de papel completamente rebozadas de porquería. Podría imaginármelo pero me encuentro en un estado tan bajo de moral que me impide siquiera reflexionar. Oigo pasos acercándose…

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Email del 11 de junio de 2022

Ed Ruscha, «Glass of milk» (1967)

 La negación onánica

La prestigiosa editorial Sumun & Simun, famosa por sus manuales sobre castración, acaba de editar un maravilloso volumen acertadamente titulado: La negación onánica o cómo comportarse si te ataca el desenfreno total o parcial del prestigioso doctor y filósofo Herman Perrizh.Con una suntuosa presentación que haría palidecer de envidia a los publicados por Machen; en cartoné, doble engominado, 2987 páginas y prólogo de Arthur Gregger, célebre por su inclusión en 1977 en el libro Guinnes de los records debido a su serie de 87 orgasmos seguidos en 12 horas (aunque según sus palabras, la cifra es errónea, pues si bien se corrió 91 veces, en el último instante perdió la cuenta).

Escrito con una prosa ligera, sin afectación y con un uso muy distintivo de las interjecciones onomatopéyicas, este voluminoso trabajo destaca por encima de otros de tema similar por el consistente esfuerzo dedicado a recopilar sensaciones y pensamientos salidos de las plumas de los grandes masturbadores y onanistas de la historia: desde el primer orgasmo del que se tiene constancia hasta el más salvaje de todos (debido a las mágicas manos de Fray Manuel de Andrade, que le dedicó la mancha de su semen a San Francisco de Asís y fue excomulgado).

Pero si hay algún capítulo que hace de este libro una obra obligada para neófitos, curiosos y por supuesto, para estudiosos del tema, es el titulado El hámster de tu hijo se masturba, donde  con un estilo arrollador y felizmente ingenioso, se repara en el onanismo animal, con datos tan interesantes como las manipulaciones de los órganos genitales de los cocodrilos en el antiguo Egipto que, según algunos autores no demasiado cualificados, practicaban algunos sacerdotes lascivos, pero que según el doctor Perrizh eran autenticas orgías onánicas más parecidas a bacanales que a simples tocamientos de un sacerdote mal pagado y con cierta lujuria y deshonestidad hacia el género animal.

En el mismo capítulo es reseñable, por curiosa, la historia de la vaca española Alfreda, que fingía los orgasmos y tuvo que ser enviada a la facultad veterinaria de Rouen, en Francia, para que el doctor Jean-Jacques François la curara, y de paso escribiera esa obra maestra titulada Mi vaquita no es dichosa, galardonada con multitud de premios en diversas partes del mundo.

Llegados a este punto, quizás deberíamos ahondar en los vocablos «onanismo» y «masturbación», pues aunque está claro que todos tenemos un concepto sobre los mismos, esa misma concepción puede tender a diluirse cuando leamos las teoría de los eruditos en la materia, expuestas magistralmente en este volumen imprescindible. Consideremos los siguientes ejemplos:

1 – Mientras el doctor William Slerchstupp, catedrático por la Universidad de Magdeburg define la masturbación como perfecta, buena y saludable, pero siempre que uno tenga las manos limpias, su hermano Karl Slerchstup (con una p, pues la que falta la empeñó en 1944 para comprarse un crece pelo) la compara con la enajenación producida por comer coles podridas y afirma con rotundidad que su uso continuado puede acabar en un trastorno catatónico orgánico de difícil curación. [Conviene señalar aquí la tremenda animadversión surgida entre ambos hermanos a raíz de un hecho sucedido en la primavera de 1925 cuando Williams y a traición, introdujo en el bolsillo del pijama de Karl un moco verde totalmente muerto. Este hecho provocó la ruptura entre ambos pensadores que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la mirada].

2 – En el frío otoño de 1956, en Bath, el doctor Eugene M. Williamson publicó, no sin cierta polémica, su libro Prepucio no retraíble total o parcialmente; problemas de fimosis en el vecindario, cuya introducción definía la masturbación como «un elemento esencial para poder babear bajo un principio moral establecido”. Dichas palabras tuvieron un efecto devastador sobre su obra, ya que a partir de entonces sus libros dejaron de venderse en las librerías especializadas y se empezaron a cotizar como niveladores de armarios o pisapapeles.

3 – Tras un salto fallido en parapente, donde perdió un peluquín de incalculable valor sentimental, el doctor y filósofo Augustus «Bicefalus» Prince desarrolló la controvertida idea sobre el origen del onanismo, atreviéndose a dar una fecha y un nombre ante la atónita mirada de sus colegas y coetáneos. Según Prince, el primer hombre que disfrutó de su sexo en soledad fue un Homo neanderthalensis llamado Hugg-Halout que vivió hace 25000 años en Ras Dashen Terara, Etiopía.

4 – Durante la reunión anual de paleólogos pensadores de Europa del este llevada a cabo en Sofía durante las vacaciones estivales de 1989, el ilustre Seamus T. De Will asombró a la audiencia al eructar fuertemente mientras se tocaba sus partes íntimas a través del bolsillo derecho de los pantalones de su carísimo frac. Al ser recriminada su repugnante actitud, De Will amenazó a los presentes con quitarse la levita y mancharla con su semen mientras gritaba que «Dios no existe, Dios no existe, mi pene es San Pedro». Cuando trataron de reducirlo e introducirlo en una camisa de fuerza, De Will falleció no sin antes proferir una cuchufleta.

5 – Según los preceptos del filósofo griego Frasípedes de Tesalia (345 a.C-298 a.C), masturbarse no sólo es beneficioso para el espíritu individual, subjetivo e intransferible, sino que practicar un mínimo de 17 veces al día eleva la esencia del alma (vegetativa o sensitiva) a unos niveles sensoriales que finiquitan el concepto del Yo como concepto etimológico inmovilista. Todos conocemos su célebre máxima: «manosearse el pene debajo de un olivo suministra tanta paz y pensamiento empírico como introducir una víbora en el lecho de tu enemigo»

Recapitulando lo anteriormente expuesto y sin ánimo de ser parcial, estoy convencido sinceramente de que las virtudes de este volumen superan con creces a sus pequeños defectos, es más, me atrevería a decir que nos encontramos ante un futuro best seller necesario al que sólo el paso del tiempo y las alabanzas de los doctos en la materia pondrán en el lugar que se merece: el de tratado imprescindible y mítico.

NOTA DEL AUTOR: La razón de esta reseña tan larga es porque mi editor me paga por palabras. Supongo que con lo que saque hoy podré dar la entrada para un ventilador Dyson, que purifica mientras refresca.

Gregg Perezson Pezziculo

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Email del 10 de junio 2022

René Magritte, «Invention collective» (1934)
Bestiario criptozoológico hispánico
La Criptozoología, esa pseudociencia que estudia a los animales que no existen, está de moda entre las miles de cadenas de documentales de todo el mundo que tienen que llenar de «cualquier cosa» sus programaciones. Todos hemos oído las farragosas explicaciones acerca del chupacabras, el monstruo del lago Ness, el opopogo, el mokèlé-mbèmbé o el pies grandes, por citar unos pocos. Como todavía no son las nueve, hora en la que suelo cocinarme un cigarro y fumarme la cena, he decidido inventarme unos cuantos bichejos que fácilmente podrían pasar a engrosar el catálogo de especies hipotéticas.1 – Roe muebles:

Esta criatura, también llamada carcomocho y de aspecto parecido a un difusor, se especializa en mordisquear armarios construidos con maderas nobles mientras entona canciones de Peret y sus rumberos. Como no puede roer y cantar al mismo tiempo, a menudo suele toser lastimeramente y compadecerse de sí mismo. Fue avistado por primera vez en Valladolid por un chantajista mientras trataba de cobrar una deuda legal y desde entonces ha sido observado en multitud de ocasiones.

2 – Ululador esquizoide:

Aunque se tienen noticias de su existencia desde el 14 de enero de 1962, no fue hasta el 15 de enero del mismo año cuando fue descrito gracias a una fotografía desenfocada tomada por un excitador de caballos cuando regresaba a su casa. Según la instantánea, el ululador tiene forma de mancha desigual, emite sonidos parecidos a los de un avestruz esquizofrénico y disiente de todo por mera comodidad. Según su descubridor y máxima autoridad en la materia, este ser desficioso y aburrido puede ser localizado las noches de luna llena cerca de los bordillos de los clubs de alterne onubenses en posición distócica.

3 – Neo-uro.

Conocido en Extremadura como el casivaca, este fenómeno de la naturaleza tiene cuerpo de vaca y cabeza de toro aunque sólo mide tres centímetros y en lugar de mugir, expulsa sonidos semejantes a los de una pedorreta, sobre todo cuando es descubierto o asustado. Se dice que si alguien atrapa una casivaca y se la mete en el bolsillo, al instante es agraciado con un cáncer de colon en fase terminal. Según una leyenda, Almicar Barca atrapó un neo-uro en Elche y tuvo que empezar a usar pañales de cáñamo hasta el final de sus días.

4 – Saverten.

El saverten o savertein ejemplifica de manera perfecta el concepto de animal increíble que podemos tener los poco ilustrados en la materia. Para empezar, su cuerpo es cilindro-romboidal, la cabeza pequeña en comparación con el tronco, totalmente apepinada y de ella surgen 64 extremidades, 32 de diseñadas para rascarse y otras 32 para bailar sin perder el ritmo. Esta criatura pequeña y de aspecto repugnante vive en las riberas de los ríos secos donde se alimenta de espinas o cuerpos momificados de truchas y barbos, aunque puede estar sin comer 403 años conservando una figura perfecta.

5 – Pluenco hibernarte.

Existen dos especies de pluencos: los compactos y los light. Los primeros no poseen tronco ni extremidades, sólo una cabeza abarrotada de bocas sinuosas con labios carnosos y extasiantes, mientras que los segundos, mucho más grandes y agresivos, tienen una boca dura y sin labios repleta de cabezas huecas. Mientras que el pluenco compacto se alimenta de tierra y fango, el light prefiere alimentarse de tostas de cebolla caramelizada con vino moscatel y vinagre de módena con ducha de crema de queso camenbert, virutas de ibérico y alcaparras. Ambas especies hibernan de marzo a mayo en oquedades y agujeros excavados en lodazales y suelen despertarse babeantes y de muy mal humor.

6 – Ectoplastoso aseado.

Denominado así por su afición a robar espejos y pasarse horas mirándose mientras se pregunta: «¿hunk jiack nodossomolain?». Los electoplastosos tienen una forma singular aunque nunca se ha podido observarlos de cerca. Según el doctor serafín Lasalle, su cuerpo es parecido a un aquaggaswack lustroso, aunque si se le golpea con una baqueta no emite ningún ruido humanamente audible. Existe una antigua leyenda que explica que si te ríes de un ectoplastoso mientras se asea, tu mujer deja en el acto de engañarte con el electricista y comienza a quererte de nuevo.

7 – Numia.

Las numias son pequeños seres del tamaño de una paloma que mientras vuelan reparten octavillas ofertando descuentos en loza y porcelana. Se conoce tan poco sobre estos animales que para algunos no sólo no existen, sino que sus avistamientos tienen más que ver con los efectos de una mala digestión que con la criptozoología.

8 – Paleteno.

Llamado a veces «pan de centeno» por su proximidad fonética, el paleteno no se parece en absoluto a un pan, sino a una berenjena sádica que en lugar de caminar se desplaza por medio de giros circulares uniformes, por eso, por mucho que lo intente, siempre se encuentra en el mismo sitio. Se dice que para desplazarse 20 cm, el paleteno necesita 900 años, por lo cual se ha llegado a la conclusión de que es inmortal y aburrido.

9 – Sinforio hocicudo mediterráneo.

Si hemos de dar por válidas las descripciones de los afortunados que en alguna ocasión han podido verlo (o mejor sentirlo), el sinforio no se parece a nada conocido por el hombre. Según algunos, su cuerpo es como una especie de cruce entre el de un desmán de los pirineos y una violinista de la orquesta sinfónica de Madrid, pero si hemos de hacer caso a los avistamientos mediterráneos, su aspecto está más cerca del de un puercoespín al que se le han practicado infiltraciones de bótox por todo el cuerpo.

10 – Cornudo escalofriante.

Descubierto en 1898 por un pastor alcoholizado, el cornudo escalofriante tiene un cuerpo parecido al del chimpancé y cabeza de vendedor de enciclopedias a domicilio. De tamaño semejante al humano, aunque camina encorvado y con los brazos en posición egipcia, este ser fabuloso poseería la facultad de fragmentarse en ocho porciones cada vez que es descubierto, de ahí la famosa frase «eres más raro que un cornudo en porciones», que aún se usa en algunos pueblos del Bierzo.

11 – Crisántomo pechiazul.

El crisántomo pechiazul es una criatura voladora descrita comúnmente como un tipo de ave que, lanzándose desde las alturas, ataca y devora a cualquier ser humano que deba más de tres letras por la compra de un electrodoméstico. Hasta el momento, se diferencian tres subespecies de crisántomo: mini, maxi y extra, aunque algunos investigadores aseguran que existen cerca de 2000.

12 – Satarín o satrino.

Satrino es el nombre con el que se conoce a una criatura que supuestamente habita en las lagunas de Ruidera y que se sospecha se oculta entre los juncos y cañas. Los defensores de la existencia de este ser consideran que ésta es antiquísima ya que se describe en el «Pax pacis demente» del clérigo José Espronceda escrito en el siglo XVI tras una larga noche de sexo y opio. Según este tratado, el satarín poseería la capacidad de deletrear la palabra Hipopotomonstruosesquipedaliofobia sin sufrir convulsiones.

La lista de criaturas avistadas en algún momento de la historia en Iberia es tan larga que necesitaría otra caja de analgésicos para poder concluirla. De momento no tengo ganas ni tiempo, por lo que he decidido detenerme en el número doce, pues no sólo es mi número de la suerte sino que además es la cifra que determina, de alguna manera, mi vida terrícola. Hasta el momento, he sufrido doce depresiones; debo 12 (000) euros a Hacienda; puedo pegar doce polvos sin sacarla; vivo en la puerta doce; moriré el día doce de diciembre de 2079. ¿Alguna pregunta?

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Email del 9 de junio 2022

Velázquez, «Aguador de Sevilla» (1620)
Prólogo a la novena edición de «El valor de un currusco de pan en el medioevo»

Existió una profesión sobre la que nadie quiere saber nada actualmente; una profesión que fue desterrada de nuestra península hace más de cuatro siglos y que aún hoy es sinónimo de execración y anatema. Esa ocupación absolutamente innombrable era la de «destapador». Como su nombre indica, un destapador era un hombre -pues estaba completamente prohibido dejar destapar a las mujeres-, generalmente perteneciente a la plebe, que destapaba todo lo que estaba tapado por un módico precio negociable y que, lejos de sentir vergüenza por la candidez de su trabajo, era alabado y protegido por el alto clero y la nobleza. Según el erudito y consignador de bienes Don Honorio Roa (1456-1510) sabemos que los individuos de las clases sociales altas ni siquiera sabían tapar una copa de plata con la palma de la mano para impedir que una mosca cojonera recién escapada de los establos se introdujera por error en el amontillado, por lo tanto no es de extrañar que una ocupación así gozara de la gracia divina de cardenales obesos u obispos obsesos y la merced mundanal, a veces escondidamente laica, de caballeros y terratenientes.

Si hemos de dar crédito a los trabajos de Prudencio Roa (hermano de Honorio hasta su fallecimiento debido a una ingesta de calabacines podridos), los campesinos odiaban a los terratenientes aunque a veces les remendaban las mallas y los leotardos; los terratenientes odiaban al clero, el clero abominaba de los artesanos, los artesanos no soportaban a los campesinos y estos últimos se maldecían entre ellos, por lo que no es difícil dilucidar que el rencor, la aversión y el aborrecimiento fueron los causantes de que la carrera de destapador (o destaponador, como algunas veces los llamaban sobre todo los sacerdotes jesuitas) llegara a posicionarse en lo más alto durante 3 siglos y medio hasta su completo hundimiento en la primavera del año 1646.

El gremio de destapadores incluía varios grupos de trabajadores y entre ellos, los más conocidos eran los «desjofainadores» o destaponadores de jofainas. Esta agrupación, muy numerosa y totalmente independiente, siempre se caracterizó por el fino trabajo que realizaban y por las letras de las canciones que entonaban mientras lo desempeñaban. Gracias al trabajo de recuperación de Gonzalo Roa (primogénito de Prudencio y tío abuelo de Rodrigo Roa, más tarde muy conocido por ser el primer noble que intentó defecar por la oreja) tenemos acceso a varios versos de una de sus tonadillas:


Si destapas la jofaina,
Intenta que sea de una manera regia,
Pues si no una azotaina
Será la única y horrenda estrategia.

Las razones de su caída en desgracia todavía no están nada claras; según Diego Roa (sobrino de Honorio y de Prudencio) fue debida principalmente a un accidente fortuito acaecido en el castillo del duque Estlicon de Rávena, cuando al intentar destapar una antigua bacía (jofaina usada para lavar las barbas) y que había perdido el asa en la batalla de Navarrete, ésta se rompió y derramó el liquido elemento sobre la pollera (falda antigua) de la duquesa que en esos momentos yacía debajo. La razón del porqué la duquesa se encontraba en esa postura tan infame es motivo de controversia y ni siquiera a día de hoy existe una hipótesis razonable.

Nada más puedo añadir a mi humilde y  corto preámbulo, querido lector; todo lo más que puedo hacer es pedir disculpas por mi prosa atolondrada y ofrecer las próximas 832 páginas para deleite de los sibaritas de los vocablos y los gourmets de las locuciones históricas verazmente contrastadas.

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Email del 8 de junio 2022

 

Henri Rousseau, «Autorretrato» (hacia 1909)
Moscas
En Camerún hay una selva, en esa selva hay un poblado y en ese poblado hay moscas. Las moscas de la aldea de Kumba son diferentes a las de la aldea Bumbisa: mientras las primeras son de un tamaño más o menos normal, las segundas son casi semejantes a un rinoceronte y su zumbido mosquil es tan enérgico y con un sonido tan poderoso, que todos los pantalones de los hombres blancos residentes en un radio de 3 km se resquebrajan por las costuras.

Aparte del tamaño, existen nueve diferencias fundamentales entre ambas especies de dípteros, como ya dejó claro el doctor Abronsius L. Kelly en su celebrado trabajo titulado Las moscas nunca mienten, publicado en 1927 por la prestigiosa revista científica Nature innature. A saber:

1 -Las moscas de Kumba tienen una longevidad de 60 días mientras las de la aldea vecina superan en diez minutos esa cifra.

2- Mientras en Kumba, el único alimento disponible para los especímenes adultos son excrementos y otros tipos de materias orgánicas en descomposición, en Bumbisa tienen acceso al único huerto de la comarca repleto de cucurbitáceas (melones, sandias) y anacardiáceas (mangos, dracontomelones), destinados a abastecer algunas capitales de los países más ricos del planeta en un intercambio promovido por la ONU llamado «Frutas por insecticidas».

3- Los tejados de vegetales de las chozas de Kumba están repletos de moscas cansadas o meditativas, mientras que en Bumbisa no existen tejados, pues no fueron diseñados para sostener el tremendo peso de una mosca de semejantes dimensiones, por lo que éstas han dejado de posarse y, lo que es peor, de meditar; y se dedican a tragar pulpa sin importarles el futuro.

4- Pese a que los dípteros de Bumbisa están enérgicamente protegidos (cazar una mosca significa 15 años de cárcel o 14 de prisión), algunos nativos las matan furtivamente para fabricar unos bonitos techos con las alas, que resistan el peso de sus hermanas (mientras descansan o meditan).

5- Las moscas de Kumba suelen estar más bronceadas que las de Bumbisa, seguramente por la cercanía de este poblado al mar.

6- En lenguaje mosquil, hay varias palabras que difieren de una especie a otra. Por ejemplo: «néctar» en zumbido Kumba significa «néctar» , pero en zumbido bumbisano quiere decir «pantagruélico», por lo que la interacción entre ambas especies es bastante conflictiva.

7- Las dos especies son fototrópicas, pero las de Kumba además son antihidrópicas, necroscópicas y dactiloscópicas.

8- En Kumba, los cocodrilos cazan antílopes y de vez en cuando algún indígena despistado, sin embargo en Bumbisa, éstos son cazados y devorados por los dípteros, que sienten verdadero placer por el hígado y la bilis, pero rehúsan alimentarse de los intestinos y las zonas cercanas a la cloaca.

9- Las nativas de Kumba se acuestan con los indígenas de Bumbisa; aunque a las moscas parecen no importarles demasiado las crisis endogámicas de los nativos, si supervisan personalmente el lugar donde se entierran los fetos y los despojos de los innumerables abortos.

Resumiendo, conocemos algunas de sus diferencias biológicas y ecológicas esenciales; sabemos que su ciclo de vida es holometábolo  (aunque no tenemos ni idea de qué significa esa palabra); creemos que la especie de Kumba es ovípara y la de Bumbisa ovovivípara. Aunque según los últimos estudios de campo efectuados por Sir Richard Wallas descartan esas hipótesis y defienden la teoría de la «reproducción inexistente», es decir, que las moscas que viven hoy en día en ambos poblados son las mismas desde hace doscientos millones de años y no copulan porque prefieren dedicarse a la meditación trascendental.

Aunque esta última teoría es puesta en duda por muchos entomólogos y no son pocos los que visitaron a Wallas en el frenopático de Kent, Londres, e incluso se hicieron fotos en posturas graciosas con él, la conclusión científica más extendida hoy por hoy, es la de aparcar las investigaciones en Camerún y dedicarse al análisis bursátil, que a fin de cuentas es lo que deja dinero.

Soy Grigori Petrov Efímovich y esta ha sido una publicación especial para el dominical de San Petersburgo.

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Email del 7 de junio 2022

Hieronymus Bosch, «Cristo con la cruz a cuestas» (1490)
Sacrificio
Relación de estamentos y profesiones sacrificables para un correcto funcionamiento social y descripción de suplicios:
BANQUEROS Y MULTIMILLONARIOS:
La muerte deberá ser lenta y dolorosa, casi ritual. El tiempo del tormento no podrá ser inferior a tres días ni superior a siete, siendo una buena media cinco días con sus cinco noches. Mientras los reos sufren por sus pecados capitalistas, el público asistente deberá comer alimentos ricos en fibra como cereales, legumbres, frutas, hortalizas y verduras. Ningún espectador del martirio podrá sentir envidia del verdugo o por lo menos demostrarlo. La concurrencia será libre de insultar, maldecir, zaherir o vilipendiar a los delincuentes.
El lugar del enterramiento de los cadáveres deberá estar correctamente indicado en mapas impresos en papel de estraza que se distribuirán por todas las calles de las ciudades, pueblos o aldeas. La plebe será libre de exhumar los restos y despedazarlos, apalearlos, aplastarlos o incinerarlos.
En una sociedad sin criminales financieros, la única imperfección radicará en la imposibilidad de repetir las penitencias para regocijo de los ciudadanos.
Los bienes fruto del saqueo, explotación, chantaje y estafas continuadas de los acusados serán dispuestos en urnas de palo-santo y consagrados a la triple Diosa en cada plenilunio.
RELIGIOSOS Y GURÚS:
El suplicio tendrá que ser cruel, brutal y atroz. Siglos de mentiras, dolor y violaciones deberán verse reflejados sádicamente en la mano del sayón o ejecutor. Los asistentes a las inmolaciones podrán mostrar su vigorosa y sana desnudez mientras se regocijan con los abyectos lloriqueos de los castigados. La fornicación, sodomía y el contubernio estarán permitidos delante de los torturados; la danza y la poesía acompañarán y ensordecerán los bramidos cobardes de los inculpados
Los cuerpos sin vida serán colgados de sauces, abedules, álamos temblones y otros árboles frondosos; los cuervos y las rapaces que picoteen sus carnes, ojos e incluso tuétanos serán acogidos por la comunidad y elevados a la categoría de sabios sin raciocinio.
Las posesiones de estos crápulas serán repartidas entre todos los habitantes del planeta, sin distinción de raza o sexo. Sus hábitos e indumentarias serán enterrados en agujeros de dos metros de profundidad o incinerados bajo supervisión de un enfermo vicioso y depravado.
CURANDEROS Y BRUJOS:
No existe distinción entre un curandero imitando a Dios en su universo particular o un brujo que finge curar lo incurable tocado de una especie de gracia divina. Ambos merecen morir por empalamiento, ambos deben sentir como poco a poco se les escapa la vida del cuerpo. Los ásperos estertores de los moribundos deberán ser motivo de alborozo con algarabía para los presentes reunidos en la ejecución. Los hijos menores de edad de los ajusticiados serán obligados a aplaudir con entusiasmo mientras los emancipados serán vilmente forzados a escribir un panegírico con la sangre de sus progenitores.
Los despojos deberán ser arrojados desde un sucedáneo de la roca Tarpeya para después ser mancillados, denigrados y descuartizados. El vulgo será libre de cortar pequeños trozos y fabricarse amuletos y reliquias.
En una sociedad sin ningún vestigio de omnipotencia, las enfermedades deberán ser curadas con la fuerza del pensamiento inteligente. Toda iniquidad contra la llamada chusma tendrá que tener un fin moral justificado: cuando sea meramente fruto del poder o la riqueza heredada, la razón social y el razonamiento de las masas podrá constituirse en juez y asesino parcial pero equitativo.
 
POLÍTICOS Y GOBERNANTES:
¿Qué castigo sería justo con esa clase de seres todopoderosos que, con o sin el beneplácito de las masas, vituperan y execran el juicio y la razón de los hombres y mujeres que, en un arrebato de humildad, les subvencionaron? ¿Cuál sería la penitencia, mortificación o flagelo que borraría de nuestro recuerdo ese acervo incesante de mentiras, corrupción y deshonestidad con que nos han insultado desde tiempos inmemoriales?
Aceptada la sentencia, la ejecución deberá ser un acto solemne y ceremonial. Excluido el protocolo y la parafernalia que conlleva el asesinato por decisión del pueblo, estos fuleros de la peor calaña sólo podrán ser redimidos bajo pena de ahorcamiento. La muerte en la horca es la más indigna y despreciable de cuantas existen, por lo tanto es una pena capital honrosa para los descendientes y animales de compañía de estos histriones de la desesperación.
Los cuerpos sin vida y con liviana palidez cadavérica deberán ser retratados en posiciones de mando por pintores y retratistas del pueblo y colgados en todos los ayuntamientos, colegios y lugares oficiales para mofa de los que se sienten libres, porque nacieron libres, y para escarnio de los que se creen dueños porque vinieron al mundo con un rubí bajo el brazo.

 La probidad y la integridad son el precio que tienen que pagar los que, por una marea de razones bastardas, necesitan alimentar el ego. Cuando la decencia se disfraza de corruptela y la mojiganga aflora de entre los trozos descompuestos de la dignidad pisoteada, es cuando el poder de las banderas utópicas triunfa sobre la falsa moral de la autoridad más demencial y dañina para un ser vivo.

El precio siempre habrá de ser pagado, algunas veces con lamentables desaciertos, otras con inusitados tinos. Los desórdenes morales que otros estamentos infringen al pueblo serán castigados con inusual violencia, porque solo con violencia es capaz de aprender la lección ese primate demente llamado ser humano.

Email del 7 de junio 2022 Leer más »

Email del 5 de junio 2022

 

Igor Grabar. The fat women (1904)

¡Hace un par de años conocí a mi fée marraine! Me encontraba asomado a la ventana meditando sobre las relaciones orogenitales de los gorgojos, cuando de repente un extraño ruido me despertó de la ensoñación. Me giré y la vi a ella. Tenía el tamaño aproximado de un guacamayo del género Ara y vestía con una especie de blusita verdirroja y una crinolina amarillo gutagamba​. Su cara no era fea, pero sus ojos átonos me pusieron en alerta. Mientras la contemplaba ensimismado y sin poder articular ni una jodida exclamación, ella se me acercó sonriendo permitiéndome oler su aroma a 2-Nonenal que me confirmó que, ya fuese hada o simplemente una aparición mariana, la fulana era terriblemente vieja. Muchísimo más de lo que aparentaba su rostro semiovalado. 

HADA: ¡No te asustes! Soy Frenilla Lárola, tu hada madrina. 
YO: No, no puede ser. Deben haberme sentado mal las alubias arrocinas.
HADA: ¡Escúchame! ¡No tengo tiempo para gilipolleces! Desde que cumpliste dos añitos, siempre has querido vengarte de la mayor parte de la gente. Ahora tienes 61 y…
YO: ¡Tengo 60!
HADA: ¿Acaso te he dado permiso para intervenir? Continúo… Ahora tienes 60 y tu antihumanismo se ha multiplicado exponencialmente. Por esa razón, y dado que morirás aplastado tres días antes de que celebre tu 64 aniversario…
YO: ¿Aplastado? 
HADA: ¡Sí! ¡Aplastado entre tres mujeres obesas mientras intentas hacer un cuarteto. Y no me refiero a uno musical. 
YO: Es… es horrible. Soy joven. Todavía tengo mucho odio dentro que repartir… 
HADA: ¡Por eso estoy aquí, cretino! Para ayudarte. Por supuesto si no vuelves a interrumpirme…  A partir de hoy te concedo el poder de desquitarte de cualquier humano o humana, pero solo de la forma que decidimos mis tres asistentes y yo, es decir, por medio de diarreas agudísimas…
YO: Perdón, señora maga, no entiendo absolutamente nada…
HADA: ¿Maga? Jajajajaja. Me reiría más si no tuviera prisa. Soy un hada. Tu hada madrina. Veras, aborrecedor profesional, no puedo permitirte que mates o hagas desaparecer a quien te fastidie por ser o no ser lo que tu desearías que fuese. ¡O que no fuese! ¡Vete a saber lo que hay dentro de esa cabecita! Pero sí puedo otorgarte licencia para que se caguen patas abajo. ¿Vas entendiendo algo?
YO: Quieres decir que cada vez que me enfade con alguien…
HADA: No es necesario que te enfades o te hagan enfadar…
YO: Es decir, que siempre que quiera puedo hacer que la gente se… ejem…cague… ejem… digamos… brutalmente…
HADA: ¡Exacto! Esa es la palabra. ¡Brutalmente! Pero ojo, solo te concedo un bono de 30000 ECL.
YO: ¿ECL?
HADA: ¡Evacuaciones con Consistencia Liquida! Y aunque 30000 puede parecer muchísimo, a la velocidad que tu odias el vale te durará 6 meses aprox. Luego tu vida seguirá hasta ese funesto día en que te aplasten. ¿Alguna pregunta? ¿Aunque sea tonta?
YO: ¿Cómo lo hago? Quiero decir, cada vez que quiera usar la cédula, por llamarla de alguna forma, ¿tengo que concentrarme en la persona a la que quiera escarmentar o…
HADA: ¡Ostras! ¡Es verdad! Se me olvidaba. ¡Sí!, tienes que concentrarte en el individuo, pero mientras lo haces, mentalmente tienes que recitar la siguiente locución: «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» 
YO: ¿No podías haberlo complicado un poco menos? Es una frase estúpid… quiero decir, es una frase complicada, pero me la aprenderé como si fuese un puto loro. 
HADA: ¿No piensas darme las gracias?
YO: Muchas gracias por todo, Frenilla Lóralo.
HADA: Lárola. Frenilla Lárola. Recuerda bien: «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» Répítemelo antes de que desaparezca.
YO: «Lorilo laralo. Loriló laralo, Frenilla Lárola. Larola lola».
HADA: ¡Genial. ¡No has acertado ni una! Dame un papel. Te lo escribiré. 

La primera vez que lo utilicé, solo un cuarto de hora después de que la hechicera se hubiera difuminado, fue en la escalera. Mientas bajaba los escalones escuché a mi vecina Fina, una tipa a la que no soportaba, bajando grácilmente como si se creyese una ninfa. Por supuesto, no me saludó. Nunca lo hacía. Cuando abrió la puerta y salió a la calle… pues eso, «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo». El resultado: ¡E-S-P-E-C-T-A-C-U-LA-R! Ni siquiera había dado tres pasos cuando su tripa comenzó a enfurecerse con el mundo. De repente la parte trasera de su pantalón blanco adquirido en Zara o La Fée Maraboutée se transformó en una especie de mapa primitivo de color marrón acuoso cuyo continente extremo crecía y crecía mientras su rostro pasaba de un bonito azul cobalto a un rojo infierno. La gente que estaba cerca comenzó a taparse la nariz, aunque algunos se reían disimuladamente. Yo seguí mi camino. Por supuesto, en ese momento yo era el rey de esa ilusión obstinada y persistente, que es como definía Einstein a la magnitud tiempo.

Durante cinco meses hice cagar a media Valencia. A algunos varias veces en un mismo día. «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» por las mañanas. «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» por las tardes. «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» a cada instante. ¡Total! ¡Radical! Incluso pensé en dejarme un bigotito nazi. Una tarde, mientras me tomaba una Coca-Cola en mi salita, hice la cuenta de cuántas veces había usado el bono. ¡HOSTIA PUTA! o como dirían en Tanzania, HOST MWENYEJI! El bono estaba titiritando, pues solo me quedaban 34 eceeles. ¡34! ¡En 149 días! La sibila tenía razón.

Me pasé los siguientes cinco días invocando a Frenilla Lárola. Esperaba que me concedería otro bono de 30000 o quizá 50000 ECL, pero fue en vano. Después de pensarlo repetidamente llegué a la conclusión de que lo mejor era gastar esos 34 eceeles en media hora. Estaba dispuesto a batir mi propio record. Me metí en un teatro y mientras la gente esperaba que se levantase el telón yo me incorporé y bramando como si estuviera poseído grité que me llamaba Greg y que «era un genuino eremita, retraído, huraño, y en la mayoría de las ocasiones, intratable. También un auténtico hijo de la gran puta». Y por supuesto añadí «Lorilo lalo. Loriló lalo, Frenilla Lárola. Larola lalo» 34 veces seguidas. 

El teatro fue demolido unos pocos meses más tarde. En su lugar, el ayuntamiento construyó una serie de 80 váteres públicos dotados de los últimos avances tecnológicos. Actualmente la gente que pasea por esa zona no tiene que entrar a una cafetería o un bar y pedir un agua natural, con o sin gas, como pretexto para hacer sus necesidades fisiológicas. Yo sigo existiendo, aunque sé que me queda poco tiempo. Cada vez estoy más obsesionado con hacer un cuarteto con tres mujeres muy muy gordas. 

Email del 5 de junio 2022 Leer más »

Email del 2 de junio 2022

 

Joaquín Sorolla. Playa de Valencia por la luz de la mañana (1908) 

Hace bastantes años que no releo a Joanot Alborch «doble a» Alapont, pero no ha pasado ni un sólo día desde que descubrí al genio de Burjassot que no tenga en mente, sobre todo cuando me zampo un esgarraet o un arròs a banda, a Vicent el diabòlic, la esquarteradora Àngels o Eladio, el gran peix devorador d’ànimes. Aunque personalmente prefiero sus cuentos cortos, como el maravilloso A fer la mà, nano, no puedo dejar de reconocer que algunas de las narraciones de El espectro de Tonet han significado para mí mucho más que el misterio de la Santísima Trinidad, el libro rojo de Marx o la invención del metacrilato juntos. Sumergirse en la mitología de los Ches, los dioses moradores de las barracas, el garrofó capolado y l’Estoreta Velleta es lo más cerca que he estado de un orgasmo cerebral en toda mi vida y, aún hoy, cuando recuerdo a la maldita deidad llamada Tio Pep, que es el padre y la madre de todos los seres vivos que pueblan la terreta, no puedo dejar de sentir un estremecimiento recorriéndome la columna vertebral y disparando mis sentidos en todas direcciones.

No es cuestión de sentirse atraído por lo insólito, aberrante o retorcido; no se trata de proteger la extravagancia original por encima de lo extraordinariamente vulgar. Es más defendible una sola línea de ¿Paella con guisantes? que todo el arsenal bibliográfico de cretinos que rubricaron en oro su nombre y apellidos, por el mero hecho de justificar su aparente «elefantiasis literaria» con decenas de infumables colecciones de palabras que nunca significaron ni significarán absolutamente nada. Prefiero los eructos de los comensales de Joanot en el mini relato El misterio de la coca de llanda que toda la prosa predecible y vacía de tipos como Stephen King o Robert Bloch.

Relatos del calibre y complejidad de 500 gramos de conejo troceado, Chufas de Alboraya o incluso El agua de Valencia no es la que sale del grifo, hacen que nos preguntemos si realmente este tipo era humano. Particularmente pienso que no; estoy totalmente convencido de que pertenecía a una raza exterior, esa que engendra inteligencia, sabiduría e inspiración y las combina con pequeñas pero acertadas dosis de alucinación, delirio y desasosiego para crear algo perdurable en el espacio y en el tiempo.

Siempre he pensado que el verdadero horror radica en lo que no conocemos, provenga del exterior o del interior del subconsciente, sea un monstruo corpóreo o una entidad intangible. Nuestra capacidad de raciocinio se revelará ante lo que desconoce; nuestro discernimiento sucumbirá bajo las sombras de lo que no existe porque no lo vemos, aunque pertenezca a una realidad paralela. Es más fácil que temblemos por el efecto de una sombra que nos acosa que por el falso impacto de un cuerpo ensangrentado en la mesa de disecciones.

Joanot Alborch «doble a» Alapont tuvo una salud precaria toda su vida, es posible que esa sea la causa de su asombrosa producción literaria; personalmente me es indiferente la razón pero no el efecto. Intentaré explicarlo un poco mejor: la enfermedad crea demonios interiores contra los que es difícil luchar y sobreponerse, pero no ayuda al proceso creativo; la creación artística es una inusitada mezcla de inteligencia, ingenio y fuerza desatada que, lejos de facilitar la existencia, tiende a complicarla y a confundirla. No creo que sea inaudito comparar este complicado procedimiento imaginativo con el síndrome de abstinencia de un adicto a las zanahorias, en la medida en que para ambos existe una «necesidad» ineludible que produce, en igual medida, placer y sufrimiento; es posible que el dolor físico no exista, pero el suplicio emocional que implica crear algo partiendo de la ausencia, es infinitamente más incurable y compromete la energía y la fortaleza del creador, que no puede eludir su particular naturaleza y busca desesperadamente construir una nueva, inédita y original armonía o perfecto equilibrio.

Supongo que Joanot, como tantos otros, tuvo ese endemoniado tiempo fijado en el calendario durante el cual todo creador debe decidir si traspasa la línea; el resultado de esa elección angustiosa definirá el posterior desarrollo de sus actos y, por otra parte, incidirá en el resultado de su producción.

Creo sinceramente que este panegírico escurridizo y muy superficial acerca de uno de los grandes escritores valencianos de la historia no debería continuar. Ampliarlo no sería más que una equivocación inútil y, aunque cuando me equivoco, cosa que sucede varias veces al día, siento una especie de placer erótico y sensual, no puedo dejar de pensar que mi perspicacia no es suficiente ni siquiera para cantar las alabanzas en forma de salmos apócrifos de alguien que en otra época me cautivó por completo.

Gregorio «Goyo Goyo»  Lo-peix

Email del 2 de junio 2022 Leer más »

Email del 29 de mayo 2022

 

Eugene Delacroix. A mortally wounded brigand quenches his thirst (1825)

Querida:

Sinceramente, la importancia que concedes a la mortalidad me apabulla. Sobre todo porque yo siempre he tratado de ignorar cualquiera de las reglas y restricciones impuestas como humano miembro de un hatajo (falsamente) social. Claro que tampoco creo en esa especie de transitoriedad más o menos voluble y extravagante llamada impermanencia o en cualquier otra filosofía ingenua y evanescente, pertenezca o no al extremo oriental. La muerte es una completa putada, claro que la existencia también lo es. Por lo tanto lo mejor, por lo menos en mi caso, hubiera sido no existir, lo cual implicaría no haber sido concebido. Desde luego no trato de decirte que de alguna forma quiero morir, porque la muerte conlleva dolor y humillación. Ya que he nacido, continuaré estando. Y solo se puede estar si uno es. En consecuencia seré. Claro que nunca sabré lo que seré porque en cada momento soy alguien o algo diferente. Puedo ser una «i» (iniquidad, ilicitud, idealidad). Puedo ser una o varias «oes» (¿una orobanca? ¿Ordovícico? Es decir, ¿algo relativo a ese periodo? ¿Una dolorosa orquitis?) ¡Me encantan las vocales! Puedo ser la luz proyectada por una farola o cada uno de los insectos que revolotean alrededor de ella. Puedo ser una fisura en el ano. O un intersticio en el muro. En el muro contra el cual golpeo mi cabeza. ¡Puedo ser tantas cosas! Sin embargo nunca creeré en ninguna de ellas, porque básicamente corresponderán a un momento. Y yo soy todos los instantes. Yo soy Lanzarote. ¡Pero también Ginebra y Arturo! Soy Don Quijote y parte del mondongo de Sancho Panza, aunque mi reflejo se parezca a Rocinante o a «el rucio». Soy Dorian ¿Grey? ¡No! Arno Dorian! ¡Y Tomas Moro! Fui… ¡También fui! ¡El único hijo de Agamenón y Clitemnestra! ¡Y Lucio Sergio Catilina! ¡Y uno de los empalados por orden de Vlad III de Valaquia! Y lavé, joder, sí, lavé los pies a un tipo que nació con el síndrome de tetraamelia. No sé cómo lo hice, pero lo hice. Y no estoy orgulloso, pues considero que cada uno debe lavarse a sí mismo, aunque sea a lengüetazos. O lambetazos. O lametones. Lo siento. Lo siento mucho. Siempre que una palabra termina con «ones» me veo en la obligación de contestar «me sale de los cojones». Los dídimos, ya sabes.

Si has leído esto, entonces debes haber sobrevivido nuevamente…

Greg Gordon Pym

Email del 29 de mayo 2022 Leer más »